Muchos de nosotros no conocimos la Dictadura de Franco; nacimos y crecimos con la Democracia; algunos, mayores que nosotros, apenas tienen recuerdos de esa época; otros sí la sufrieron. Pero a todos nos une algo: la certeza de que vivimos una farsa, un teatro; de que todos vemos al Emperador desnudo... pero sólo algunos nos atrevemos a decirlo. Algunos afirman que va vestido; otros dicen -incluso- que viste ricas y maravillosas ropas; hay algún despistado que dice que cree que no lo ve bien, que necesita graduarse la vista...que parece que está desnudo, pero que eso no puede ser... Y otros, lo vemos desnudo. Totalmente desnudo.
De entre los que no creemos en esta pantomima, muchos vieron al Emperador vestido; pero dejaron de verlo así cuando, de un día para otro, salió a pasearse por las calles en pelota picada; advirtieron a todo el mundo de ello, pero unos no les creyeron, y otros fingieron. Algunos de nosotros, cuando lo conocimos, iba vestido. Y cuando lo volvimos a mirar, ya estaba desnudo.
Nosotros somos los que resistimos. No nos cansamos. Denuciamos y peleamos. Luchamos y contestamos. No nos callamos. No nos resignamos. Nosotros somos los que resistimos.
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