Su único pecado fue aprender algo en clase.
(Es de EL JUEVES. Además de para reírnos puede servir para comentarlo en clase.)
A Sonia B. le gustan los Jonas Brothers, Crepúsculo y los complementos de la Hello Kitty. O sea, que tiene unos gustos atroces, como todos los adolescentes de 15 años. Entonces, ¿qué es lo que ha provocado que esta joven chica haya sido expulsada de la red social Tuenti? Pues su enconada manía de escuchar en clase de Lengua y aplicar sus conocimientos en la vida real.
La polémica empezó el pasado viernes por la tarde. Sonia se encontraba conectada a la red social Tuenti, donde discutía con sus amigos los planes de la noche. Mientras algunos de ellos torturaban la lengua de Cervantes con mensajes como «bamos al sine a vr laultima d fas and de fiurios» o «aber si tu lo k kiere s dart el lote cn la warra esa :P» a Sonia se le ocurrió comentar «¿y si antes del cine fuéramos a cenar?». Al instante se produjo una avalancha de comentarios de usuarios que denunciaban la corrección de la frase escrita por Sonia, hasta el punto que los creadores de Tuenti se vieron obligados a expulsarla.
«Sabemos a qué público nos dirigimos» han declarado los responsables de Tuenti, «adolescentes semianalfabetos con ganas de pasárselo bien. Tuenti es su casa. Si alguien entra ahí, debe respetar sus normas. Además, esto es España, no Suiza. Aquí se castiga la excelencia. Si vas de listo, pringas. Esto es así, y en Tuenti tenemos el deber moral de preparar a los adolescentes para la realidad. La realidad española».
Manuel Collados, profesor de Lengua de Sonia, se muestra consternado ante la situación. Ha informado a este periódico que se siente culpable de la suerte de su alumna porque, en cierta manera, si escribe sin errores ortográficos es precisamente por culpa de sus clases. «Si llego a saber que estaba escuchando y aprendiendo en vez de hacer el vago, la hubiese expulsado o algo. ¡Cualquier cosa con tal que no aprendiera!». En cambio, Raimundo Granados, el director del centro escolar donde Sonia estudia, descarta que la escuela tenga nada que ver con el suceso. «Fuéramos. Usó el verbo “fuéramos”. ¡El Pretérito Imperfecto de Subjuntivo! ¡¿Pero a quién se le ocurre?! Eso no lo enseñamos en mi escuela, no, no, no. Lo habrá leído en algún libro o qué sé yo. Además, es que puso el signo de interrogación al principio y al final de la frase. Amos, no me jodas. Se lo tiene merecido. Esa niñata iba a provocar» han sido las duras declaraciones del director que, posteriormente, ha añadido «espero que aprenda algo de todo esto. A veces las lecciones más duras se aprenden fuera de la escuela»
Ahora mismo Sonia se encuentra aislada de sus antiguos amigos, y en el colegio le hacen el vacío por temor a que les expulsen de Tuenti también a ellos. Ha dejado de perder el tiempo hablando por el móvil y el ordenador, lo cual preocupa sobremanera a sus padres. «Nos tememos lo peor», manifiestan sus progenitores, «como no tiene nada que hacer se pasa el día estudiando y a este paso va a mejorar su nivel académico. Nosotros le decimos que vaya al centro comercial, a fumar y a perder el tiempo, pero no hay manera ¿Cómo va a hacer amigos con esta actitud? Es un círculo vicioso».
Como Sonia, hay miles de niños españoles que tiran su vida a la basura por culpa de los estudios. Si ve a su hijo cerca de un libro, llévelo sin demora al médico, porque podría ser uno de ellos.
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