La gestión privada no es una alternativa para la universidad
Los 28 campus de la Iglesia y la empresa sólo generan el 3,5% de la producción científica. En dos décadas se han creado 21 centros privados
"Tienen estudiantes de nivel bajo con títulos sin exigencia", dice un profesor.
"Lo público, por serlo, no es malo", dice el ex secretario de Universidades
10.10.2011 DIEGO BARCALA
La gestión privada de los servicios públicos es la alternativa que ofrece y aplica el modelo neoliberal para, en teoría, mantener el Estado de bienestar. Los hospitales, colegios e institutos privados sostenidos con fondos públicos florecen en las comunidades autónomas gobernadas por los conservadores. Las universidades públicas acumulan deudas que han frenado su modernización pero el modelo privado no ofrece garantías. De los 20 campus de empresas o de la Iglesia creados en España desde 1991 ninguno se ha acercado a la calidad de la docencia pública. Los niveles de producción científica de estos centros son marginales.
El sistema universitario español cuenta con 28 universidades privadas. 12 de ellas pertenecen a entidades de la Iglesia católica y el resto son iniciativas empresariales. Entre todas, matriculan a casi un 12,2% del total de alumnos. El peso en la producción de patentes se reduce a un 3,5% del total, según los datos del Ministerio de Educación. En cuanto a la docencia, ninguna aparece entre las mejores de las clasificaciones mundiales de universidades.
"El problema es aceptar que un sistema por ser público es malo e ineficiente", advierte el ex secretario de Estado de Universidades (2006-2008), Miguel Ángel Quintanilla. "El modelo privado no es una alternativa en España ni en ningún sitio. Las grandes universidades de California son públicas o reciben ayudas gubernamentales. Ninguna universidad de prestigio se rige por criterios empresariales", define.
El auge de las universidades privadas es un fenómeno que tiene su origen en España desde la década de 1990. Hasta entonces, sólo estaban activas las universidades llamadas "tradicionales". Deusto, Pontificia de Comillas, Pontificia de Salamanca y Navarra, pertenecientes a los jesuitas y al Opus Dei son reconocidas como las únicas que mantienen el nivel de calidad. "El resto sólo han servido para que los alumnos que no tenían plaza en la pública pagasen por tener hueco", analiza el director de la cátedra Unesco de la Universidad Politécnica de Madrid, Francisco Michavila.
Desde 1998 hasta 2008, el número de alumnos en la universidad pública bajó un 6% y en la privada creció un 9%. "Son estudiantes de nivel bajo a los que se les rebajan las exigencias para que obtengan el título", añade Michavila. "En cuanto a la pública, niego esa corriente de opinión que la acusa de ineficiente. Por cada euro que se invierte en la universidad la sociedad recupera cuatro", sentencia este profesor.
Los recortes en la financiación son una realidad desde hace varios cursos. El Govern de Catalunya ha disminuido el 15% de los recursos para el próximo curso. En Madrid, el Ejecutivo de Esperanza Aguirre negocia la financiación de la Universidad Complutense a golpe de sentencia judicial. En ese contexto, hay centros privados como la Universidad San Pablo CEU de Madrid que han solicitado abiertamente fondos públicos.
"No toda la derecha es igual. Por ejemplo, en Castilla y León se está haciendo un gran esfuerzo. Pero está claro que puede haber un interés por cargarse la universidad pública. Por ejemplo, las universidades valencianas están al borde de la ruina y le dieron antes la universidad de Medicina a una privada que a la Jaume I", ejemplifica Michavila.
El País Valencià aparece en el punto de mira de los que creen que el sistema público universitario está amenazado. De hecho, el paradigma de la colaboración entre la administración y la universidad privada se produjo en 2008 cuando el Consell de Francisco Camps ideó la creación de la Universidad Internacional de Valencia VIU, privada pero con fondos públicos, mientras la deuda con las públicas ascendía a 900 millones.
Harvard como ejemplo
Un estudio del ex rector de la Universidad de Harvard, Derek Bok, publicado en el libro Universidad a la venta, concluye, tras el estudio de todas las vías de financiación de Harvard, que sin la ayuda gubernamental no sería posible la supervivencia de esta prestigiosa universidad. "El problema en España es que los bancos han fagocitado la universidad endeudándola y lucrándose con los intereses", sostiene el profesor de la Universidad de Santiago, Juan Carlos Bermejo, autor de La maquinación y el privilegio, el Gobierno de las Universidades, (Akal).
"La universidad privada en España no es ninguna alternativa. Son como colegios de educación superior. Y ojo a los nuevos centros de enseñanza virtual que no tienen control. En Sudamérica, estas universidades online, son una plaga", critica Bermejo. En su libro, este catedrático gallego denuncia la corrupción de los rectores de las universidades públicas españolas cuya "máxima aspiración es una salida en una empresa privada".
Quintanilla, como secretario de Estado de Universidades, hizo la última regulación de nuevas universidades privadas. "Exigimos que la oferta de títulos fuera completa para que no se convirtieran en una simple academia de títulos. La incompatibilidad de docencia entre la pública y la privada para el profesorado y que todas las decisiones fueran consultadas con el claustro para mantener el principio de autonomía universitaria", resume. "No estoy seguro de que todos se cumplan", destaca.
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