Educación clasificará a los profesores en cuatro categorías tras una evaluación
Los sindicatos rechazan el borrador que presentó la Junta el martes en la mesa sectorial para "el éxito escolar"· En el documento se establecen cuatro estándares: competente, avanzado, experto y excelente.
02.06.2011
ESPERANZA RUIZ / MÁLAGA
Competente, avanzado, experto o excelente. Estas son las etiquetas que pretende poner la Consejería de Educación al profesorado andaluz. El Gobierno andaluz presentó el pasado martes a los sindicatos en la mesa sectorial tres borradores en los que se recogen los estándares de buenas prácticas para la función docente y de excelencia para los centros educativos andaluces, todo ello para alcanzar "el éxito escolar". En dichos documentos, elaborados por la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa (Agaeve), a los que ha tenido acceso Málaga Hoy, se establece un decálogo del profesorado de Educación Infantil (segundo ciclo), Primaria y Secundaria obligatoria por niveles, atendiendo a una evaluación de las competencias desarrolladas.
Los sindicatos se han mostrado contrarios a la pretensión de la Junta de realizar una clasificación de los docentes y de los centros del sistema público educativo andaluz. Desde dichas fuentes sindicales se insistió en que la causa de los problemas del sistema educativo se encuentran en "la falta de recursos materiales y humanos, así como en las infraestructuras", por lo que rechazan la idea de una clasificación de docentes y de centros educativos. "La solución que padece nuestro sistema educativo sería el aumento de las plantillas en al menos 2.500 docentes en la provincia malagueña".
También se aseveró que las causas del elevado índice de fracaso escolar se encuentran en "las malas infraestructuras educativas y una ratio por encima de la media del resto de comunidades autónomas". Ante el propósito de la Junta, los responsables sindicales de Educación aseguran que establecer un ranking de centros educativos provocaría una división de los centros en categorías, con las consecuentes desigualdades en la recepción del servicio por parte de la ciudadanía".
Por otro lado se aseguró además que Educación lleva trabajando en esta clasificación en torno a dos años. "Esta no es la filosofía de enseñanza pública en equidad. Nosotros luchamos por la equidad y la calidad. Una inversión pública en igualdad de condiciones", aseveró Blanca, quien aseguró que esta clasificación "atenta contra la dignidad y la profesionalidad de los docentes".
Por su parte, desde Educación aseguran que "no hay ninguna decisión definitiva", aunque ni confirmaron ni desmintieron que se esté planteando una clasificación tanto del profesorado como de los centros escolares.
No obstante, en el documento denominado Estándares de la práctica profesional docente en Andalucía, que ha sido facilitado a Málaga Hoy se establece que "los estándares de nivel 1 (competente) describen las competencias propias de un perfil profesional receptivo; los de nivel 2 (avanzado) describen las competencias propias de un perfil profesional activo; los estándares de nivel 3 (experto), las competencias propias de un perfil proactivo; y los de nivel 4 (excelente), las competencias de un perfil transformador.
Aunque por el momento es tan solo un borrador, desde los sindicatos se indicó que estas pruebas de evaluación del profesorado serán similares a las pruebas de Evaluación de Diagnóstico y Escala a las que someten al alumnado. Asimismo, no descartan que sea a partir del próximo curso escolar cuando se comience a etiquetar a los profesores.
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Ahora es cuando entramos en la competición de verdad: vamos a tener profesorado de 1ª, de 2ª, de 3ª y de 4ª categoría. Cada cual con su etiqueta en la solapa o en la frente, ya se verá. Igual en la AGAEVE (de natural tan considerada con el profesorado) son condescendientes y nos dejan elegir si nos lo inscribimos en una credencial plastificada, nos ponemos un post-it o directamente nos lo tatuamos. Sería un detalle que nos permitieran decidir en algo tan crucial. Las minucias (como el ROC), que las decidan ellos.
Como si de un escaparate se tratase, si usted se acerca el curso que viene a un centro podrá saber de qué género dispone el establecimiento. Habrá desde algunos sacados del todo a cien, a productos gourmet, pasando por los clásicos de ultramarinos o los funcionales de grandes superficies. A esto hemos llegado: lo que más importa es la imagen de cara a la galería del Informe PISA.
Divide y vencerás
Si para ello hay que enfrentar al profesorado, haciéndolo competir absurdamente por la chapita de excelente, no pasa nada. Tampoco pasa nada si deciden colocar a un profesor para que tutorice y enseñe a otros que (¡criaturitas!) no alcanzan el índice idóneo de aprobados. Precarizar la situación de los interinos no es un problema. También ayuda favorecer el clientelismo y la deuda de favores con las direcciones para sacar tajada en las coordinaciones de áreas, programas, etc. Un profesorado unido no interesa en absoluto. Es mejor que desconfíen unos de otros.
Esa necesidad de etiquetar (síntoma evidente del empobrecimiento mental) es una apisonadora de la dignidad y profesionalidad de quienes nos dedicamos a este oficio (ni más dignos ni más profesionales que los que se dediquen a cualquier otro). Pero esos dos conceptos parece que resultan irrelevantes.
Competición
La competición no es nueva ni se limita al profesorado, ya que hace años estamos inmersos en esa envidia insana de si mi vecino tiene coche nuevo, yo también; si mi vecina tiene un apartamento en la sierra, yo no me voy a quedar atrás. Da igual que mi coche antiguo esté bien o que no tenga tiempo de ir a la sierra. Si tenemos dinero, lo derrochamos; y si no, pedimos un crédito. En los colegios e institutos ha ocurrido lo mismo: si tu centro es TIC, el mío no va a ser menos; si el tuyo es bilingüe, en el nuestro somos trilingües, etc. Que los ordenadores no funcionen, que no haya gente habilitada para dar las materias en Francés o en Inglés, que la denominación bilingüe sólo suponga dos clases más a la semana en esa lengua,... ¡Qué más da!
Se trata de una absurda carrera hacia adelante en la que participamos por el simple hecho de que vemos a los demás correr, pero no sabemos adónde vamos ni por qué corremos.
Descalificaciones
La descalificación del profesorado en competente, avanzado, experto y excelente, bien podría interpretarse en clave de incompetente, atrasado, inexperto y excedente. Los términos escogidos por la AGAEVE (nuevo Evangelio de la Consejería de Educación) no son inocuos. Posiblemente en función de ellos nuestro sueldo podrá ser excelente, elevado, avanzado o competente. Todo, a su vez, ligado a ese maravilloso Decálogo del profesorado. En realidad son cuatro decálogos todavía en borrador (ver de la pág. 95 a la 102) .
Como si de un escaparate se tratase, si usted se acerca el curso que viene a un centro podrá saber de qué género dispone el establecimiento. Habrá desde algunos sacados del todo a cien, a productos gourmet, pasando por los clásicos de ultramarinos o los funcionales de grandes superficies. A esto hemos llegado: lo que más importa es la imagen de cara a la galería del Informe PISA.
Divide y vencerás
Si para ello hay que enfrentar al profesorado, haciéndolo competir absurdamente por la chapita de excelente, no pasa nada. Tampoco pasa nada si deciden colocar a un profesor para que tutorice y enseñe a otros que (¡criaturitas!) no alcanzan el índice idóneo de aprobados. Precarizar la situación de los interinos no es un problema. También ayuda favorecer el clientelismo y la deuda de favores con las direcciones para sacar tajada en las coordinaciones de áreas, programas, etc. Un profesorado unido no interesa en absoluto. Es mejor que desconfíen unos de otros.
Esa necesidad de etiquetar (síntoma evidente del empobrecimiento mental) es una apisonadora de la dignidad y profesionalidad de quienes nos dedicamos a este oficio (ni más dignos ni más profesionales que los que se dediquen a cualquier otro). Pero esos dos conceptos parece que resultan irrelevantes.
Competición
La competición no es nueva ni se limita al profesorado, ya que hace años estamos inmersos en esa envidia insana de si mi vecino tiene coche nuevo, yo también; si mi vecina tiene un apartamento en la sierra, yo no me voy a quedar atrás. Da igual que mi coche antiguo esté bien o que no tenga tiempo de ir a la sierra. Si tenemos dinero, lo derrochamos; y si no, pedimos un crédito. En los colegios e institutos ha ocurrido lo mismo: si tu centro es TIC, el mío no va a ser menos; si el tuyo es bilingüe, en el nuestro somos trilingües, etc. Que los ordenadores no funcionen, que no haya gente habilitada para dar las materias en Francés o en Inglés, que la denominación bilingüe sólo suponga dos clases más a la semana en esa lengua,... ¡Qué más da!
Se trata de una absurda carrera hacia adelante en la que participamos por el simple hecho de que vemos a los demás correr, pero no sabemos adónde vamos ni por qué corremos.
Descalificaciones
La descalificación del profesorado en competente, avanzado, experto y excelente, bien podría interpretarse en clave de incompetente, atrasado, inexperto y excedente. Los términos escogidos por la AGAEVE (nuevo Evangelio de la Consejería de Educación) no son inocuos. Posiblemente en función de ellos nuestro sueldo podrá ser excelente, elevado, avanzado o competente. Todo, a su vez, ligado a ese maravilloso Decálogo del profesorado. En realidad son cuatro decálogos todavía en borrador (ver de la pág. 95 a la 102) .
Creo que ya es hora de unirnos para defender lo público. Desde aquí rompamos una lanza por la enseñanza pública pero en general los tiempos que transcurren cuestionarán y recortarán todo el ámbito público en su más amplia acepción. Hoy día cualquiera que se considere progresita deberá defender lo público. Organización y lucha.
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