martes, 29 de noviembre de 2011

29.11.2011 CRISTINA FERNÁNDEZ / MÁLAGA

Casi 11.000 niños malagueños con algún tipo de discapacidad o dificultad de aprendizaje forman parte del sistema educativo este curso 2011/2012. La gran mayoría de ellos están escolarizados en centros ordinarios que cuentan con unidades de apoyo a la integración, pero los casos más graves se derivan a aulas o centros específicos. Aunque cada año son más los colegios privados concertados que suman a su oferta este servicio, la realidad es que tan sólo atienden al 9% de los alumnos con necesidades educativas especiales.
Seis de cada diez centros concertados atienden a la diversidad. En total en la provincia de Málaga son 57, que tienen matriculados a 683 escolares en las unidades de apoyo. Mientras tanto, en la pública están integrados casi 9.000. Según la información facilitada por la delegación provincial de Educación "todos los centros públicos tanto de Primaria como de Secundaria, 539 en total, escolarizan al alumnado de integración". También hay una diferencia notable entre las aulas específicas en centros públicos, que son 80 y las 13 de los concertados. Sin embargo, la provincia cuenta con cuatro centros específicos concertados cuando público tan sólo existe uno, eso sí, este último cuenta con 174 alumnos mientras que las plazas en los otros suman 151. Según la delegación de Educación "la administración educativa siempre responde afirmativamente a todo centro docente privado que solicita este concierto, siempre que lo realice en el plazo correspondiente".
La Junta es la que asume el coste salarial del profesorado, así como ciertos "gastos variables" y de funcionamiento, según afirman desde la delegación. En su autonomía, los centros privados pueden organizar los recursos humanos y materiales que se les asignan para atender a la diversidad y también tiene que ser iniciativa suya el solicitar o no unidades de apoyo o aulas específicas. Algunos consideran que la inversión en eliminar barreras arquitectónicas y adaptara infraestructuras de hace décadas es demasiado alta para sus bolsillos. Otros vieron la necesidad de cubrir la demanda de padres que solicitaban una plaza.
El colegio San Manuel tiene dos aulas de apoyo a la integración en las que atienden a unos 40 alumnos. Todos están integrados en clases ordinarias apoyados por monitores específicos, incluso dos niñas con parálisis cerebral, y acuden a estas aulas ciertas horas al día para tratar sus necesidades específicas. Hace nueve años que este centro de 650 alumnos empezó a tratar a niños con necesidades educativas especiales. Un solo aula se le quedó pequeña y hace cuatro cursos pidieron a la Junta la dotación necesaria para poner en marcha la segunda.
"Tenemos familias muy colaboradoras que trabajan con los tutores, que facilitan a sus hijos otros apoyos en centros específicos y hay resultados muy buenos", dice la directora Antonia Toral. "En mi experiencia, veo que las familias prefieren la integración inclusiva", afirma la directora que destaca el gran esfuerzo que tuvo que hacer el centro para eliminar en la mayor medida posible las barreras arquitectónicas. "El esfuerzo es grande y la administración no cubre ese gasto totalmente, tuvimos que buscar recursos fuera. No todos los centros están dispuestos a hacer esto".
Sí lo hizo también el colegio San Estanislao de Kostka, que trata a 71 alumnos con algún tipo de refuerzo en las etapas de Infantil y Primaria. En este centro cuentan con tres aulas de apoyo a la integración de distintos tipos de discapacidades, sensoriales, físicas y de retraso madurativo. Pero aunque se trabaje en ellas con los alumnos, todos están integrados en clases ordinarias. "Me parece fundamental el trabajo del equipo de orientación, pero también hay que destacar los recursos tan limitados que disponemos por parte de la administración", señala el director, Alberto Rodríguez.
El curso pasado también comenzaron a atender a niños con déficit de atención y dificultades de aprendizaje en el colegio León XIII. "Tratamos a ocho alumnos censados y a unos 20 que aún no lo están pero tienen necesidades educativas especiales", dice la directora del centro Luisa Carranza, que afirma además que "no le pidieron realizar ningún tipo de adaptación arquitectónica desde la Junta".
Sin embargo, en centros de gran densidad de población escolar como Puerto Sol o Los Olivos aún no han implantado la educación especial. "Tenemos algunos alumnos con adaptaciones curriculares por dificultades en el aprendizaje integrados en aulas ordinarias, pero nos vendría bien tener unidades de apoyo", reconoce el director del centro, José Carlos Ruiz. Los que llegan con problemas más graves se derivan "a un centro con medios", asegura el director que subraya que los niños que presentan algún tipo de dificultad han de acudir a la administración para su diagnóstico. Y concluye que "no tenemos los recursos pero estamos estudiando solicitarlos".

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