viernes, 1 de junio de 2012

IES Las Carabelas (Palos de la Frontera)

¿DÓNDE ESTÁN?


En la víspera de la huelga convocada para el sector educativo por los sindicatos mayoritarios, el Claustro del IES Carabelas de Palos de la Frontera (Huelva) se ha reunido a fin de que el profesorado del centro pueda informarse de cuál es la situación del colectivo y coordinar, llegado el caso, alguna actuación conjunta. Pero una pregunta nos rondaba no de ahora, sino desde hace meses, quizá años... ¿dónde están? Porque hemos visto cómo el Gobierno anterior nos rebajaba el sueldo a los funcionarios e incluso hemos tenido jornadas de protesta, pero nadie se ha acercado a indicarnos cómo nos afectaría; hemos sufrido el proceso mesiánico del Gobierno actual, que parece haber descubierto súbitamente que el agujero económico de este país viene causado por los jubilados, los enfermos y la juventud que trata de estudiar y forjarse un futuro, y vamos a protestar otra vez, pero seguimos sin ver a nadie que nos diga cómo, por qué, por qué no... ; vamos a tragarnos los recortes que la Administración andaluza va a imponer a los funcionarios y al Sistema Educativo, sumados a los anteriores, y queremos elevar una queja, pero seguimos solos, solos y mirando a ver si quienes deben: cumplen con su labor.
¿Dónde están? ¿Dónde están los sindicatos que convocan estos paros y ni siquiera se dignan, aunque sea por interés electoral, a aparecer por los centros de trabajo? Porque algo de torpeza hay; teniendo el río revuelto, no es difícil pescar estos peces ya apaleados, vilipendiados, extorsionados... Tememos que pueda ser parte de esta situación crítica descubrir que los intermediarios entre el Poder y los trabajadores ya no están como cojinetes, como engranajes para permitir la relación tensa (y legítima) que facilita equilibrar las dinámicas sociales. Nunca ha sido tan fácil en una clase explicar las diferencias que existen entre los conceptos de Estado y Sociedad; los sindicatos, los partidos y las organizaciones patronales tienen el mandato constitucional de representar y luchar por los intereses de los componentes de la Sociedad, y esa diatriba pacífica se plasma en las estructuras del Estado, que nunca son una simple imagen especular de la Sociedad, sino una instantánea esclerotizada del pasado inmediato de grupos humanos que están vivos, que cambian y persiguen su supervivencia. El Estado sigue a la Sociedad. Ya no; y aquí debemos poner sobre la mesa nuestro papel de formadores de las generaciones futuras, cada vez más, tenemos, no los claustros, no los funcionarios, sino la ciudadanía que compone la Sociedad, cada vez tenemos más la sensación de que estamos abandonados y atendidos caritativamente por sectores que representan sólo los intereses de sus organizaciones y el sostenimiento de sus cuotas de poder y privilegios. Y estos divorcios traumáticos entre Estado y Sociedad, históricamente, nunca trajeron nada bueno. No sabemos dónde están los sindicatos, e iremos muchas, muchos, a la huelga, pero con la sensación de que los miles de millones de euros gastados en Empresas o Agencias Públicas (como la que dice evaluar los centros educativos sin participar un sólo minuto del diario de los mismos), en publicidad institucional (o del partido, dada la dificultad para distinguirlas), en los cursos de los Centros de Profesores (cuyo único interés radica en las horas certificadas para justificar emolumentos, puntuaciones, etc.), en programas educativos vacíos diseñados por gente que jamás pisó un aula ni dio cuatro horas seguidas de clase en la ESO, en ordenadores para niños casi obsoletos cuando se están entregando (y sin medios para poder controlarlos, repararlos... ), en pizarras digitales para aulas en las
que (lo saben) el 50% del alumnado lee con dificultad el guion de una película subtitulada, en libros de textos gratuitos igual para excluidos sociales que para millonarios (sin distingos), o en estos liberados sindicales que ya no recorren las carreteras para llegar a los colegios de pueblo, a los institutos de la sierra con sus peculiaridades, a las escuelas rurales, a la costa y sus problemas, decía que los millones de euros para esta fiesta del Poder contra el Pueblo, encima, los paga el Pueblo.
Somos docentes y va siendo hora de recuperar nuestra posición: y reivindicar nuestra carrera científica, enseñar pidiendo ayuda exclusivamente a quienes estén dispuestos a llenarse del polvo de la “tiza analógica”, y reclamar un uso racional y digno de las TIC (no al voleo del cargo de turno reunido con el empresario interesado de turno), y recuperar la Autoridad que nos han ninguneado, y revertir las competencias de los Claustros, y exigir una enseñanza bilingüe de verdad y no esta mentira tácita de cursillos y títulos (sin remunerar), y respetar la labor de los interinos (exactamente igual a la de los funcionarios), y... sí, somos funcionarios, y nuestro único Jefe es la Ley y el Derecho, y si disfrutamos de ese privilegio es porque, hasta ahora, alguien debía controlar públicamente a quienes ejercen el Poder, con luz y tinta (electrónica)... Ya va siendo hora de que enseñemos esta realidad en las escuelas infantiles, en la Primaria, en la Secudaria Obligartoria y Postobligatoria y en las Universidades, porque se nos había olvidado pero la soledad, el abandono de quienes sacan su estabilidad adobando al poderoso, nos ha despertado. Ojalá esta conciencia del funcionariado docente sirva para iniciar un cambio necesario que recorte todo lo que de verdad hay que recortar.
El claustro del I.E.S. Carabelas de Palos de la Frontera (Huelva)

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